Son mis amigos
Cada vez que en la radio escuchaba esta canción de Amaral la apagaba. Y ahora sale de mi cabeza como un acto reflejo cuando pienso en Josep Roca y Ferran Centelles.
El líder espiritual, intelectual, sensorial, ultrageneracional e internacional es Josep Roca. Pitu, siempre paciente para decir, cuando se le pregunta, la palabra justamente preciosa. Su saber estar, su cultura gastronómica y literaria, su capacidad para hablar del vino como una religión de la manera más bella, tienes muchos admiradores. Esfuerzo, serenedidad, poesía, miscitismo, linaje, nariz, paladar… El genial Roca es el máximo de la sumillería y dónde todos los sumilleres aspiran llegar. A amar el vino con plenitud, felicidad, sabiduría, profesionalidad, originalidad y fraternidad. Lo conocí de pequeña. Mi padre, Toni Falgueras, siempre me decía “es el mejor”. Entonces no lo sabía si lo decía como catador o como persona. Con el tiempo he entendido que son las dos. Trabajé con él en la Asocación Catalana de Sumilleres y lo sigo haciendo en los cursos de sumilleres en Girona. Cuando Marcel Gorgori me preguntó por quien podría ser la carta visible del programa de vinos del 33, “En Clau de vi” no dudé, los presenté y estuvimos haciendo tele, el delante y yo detrás. Clases magistrales, ferias, mails y hasta la presentación de mi libro donde dio a los asistentes un “mi olor” poniendo Podere San Cristoforo en potecitos para los asistentes. Si algo puedo decir de Josep Roca no deja nada al azar. No puedo resumir en un artículo todos sus triunfos y hazañas enológicas. Los productores lo aman. Es uno más de los vignerons cuando va a Borgoña (si van a Beaune es fácil encontrar sus fotos en las paredes y las botellas firmadas).Expresa su alma con los rieslings alemanes. Nunca nuestros vinos han tenido mejor embajador. Con él, nunca el vino ha sido tratado con mayor respeto. “El somni” la ópera filosófica-gastronómica que hace con Joan y Jordi se presentó en Londres justo el día antes. El día antes de que dijeran la publicación británica Restaurant (porque los que hemos ido ya lo sabíamos) que era el mejor del mundo. Cuando lo veía por la pantalla, pensaba “son mis amigos”.
Sé que este parece más un diario personal que una pieza periodística pero si cuando catamos el vino lo explicamos des de nuestros sentidos, las personas se deberían explicar a través de lo que nos hacen sentir: admiración.
Meritxell Falgueras
(foto: Flickr – Glenn Harper)