¡Juventud, divino tesoro!
Priorato, tierra impregnada de historia y vendimiada por nuevas generaciones que dan un fruto excelente, sabroso y suculento. Las raíces de este vino beben de la tradición: son el equipo de Clos Figueras (Alain Graillot con su experiencia en el Ródano y Jaume Pujol). Cepas que se recoge con la atenta mirada de Cristopher Cannan, el gentleman del vino.
El currículum es importante, pero lo es más la ilusión por lo que se hará. Y esto es obra del ímpetu de Anne-Josephine Cannan, podada con el máster de Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), riega con una visión moderna, internacional, respetuosa y entusiasta el proyecto. Ello queda reflejado en una etiqueta colorista, que esconde una rana que espera ser besada en la copa en cada sorbo. Es entonces cuando nace el príncipe. Un vino apuesto (15% syrah), con cuerpo (20% Samsó) y con fuerza (65% garnacha).
Con el descaro de una nariz que perfuma a arándanos, moras, café, cacao. En boca desenvaina la espada tánica con la elegancia del terciopelo de los frutos rojos frescos. Viñas jóvenes, de nueve a quince años, pero sobradamente preparadas para dar mucha guerra. La batalla del color violáceo intenso, opaco, brillante se gana con la intensidad de valientes lágrimas. Un atrevimiento gustativo para los que no temen la energía bien canalizada y el equilibrio de seis meses de crianza.
La vitalidad no es un pecado y menos en el vino, por ello ¡juventud, divino tesoro!