Montrubi Ancestral Rosé
Es un vino ancestral que tanto apetece, encima de una variedad que ha estado a punto de extinguirse y rosado. Un espumoso que no invade, insinúa; llenando los sentidos sin rellenar el paladar.
Un monovarietal de sumoll con unos ágiles once grados de alcohol de viñas plantadas en el 2006 y recogidas con el cuidado de la vendimia manual en un terreno arciloso-calcáreo. Estos suelos no uniformes y de diferentes texturas dan una celebrada complejidad, un original carácter, una textura diferencial y cierta mineralidad a sus vinos.
Gracias al prensado directo de la uva integral y a que esté fermentado en depósitos de hormigón mediante levaduras indígenas. La fermentación acaba en botella y permite producir dióxido de carbónico con los mismos azúcares naturales que se encuentran en las uvas.
Este método ancestral que se descubrió en Limoux (Francia) casi por accidente (como muchas de las cosas más geniales) embotellando el vino a media fermentación y dejando que esta acabe en botella sin añadir azúcares ni que sea filtrado.

Enoturismo y recuperación de la historia
No tiene denominación de origen y se ubica en el pueblo de l’Avellà donde ahora tienen un hotel boutique, un restaurante gastronómico en una masía única y una piscina infinita a pie de viñas que es un oasis en medio del mar de viñas.
La bodega MontRubí reconocida antaño por sus cavas, los dejó de hacer para centrarse en la recuperación de la variedad sumoll. Una variedad que había estado muy extendida por Cataluña y por el Penedès, siendo la primera bodega en el mundo en vinificarlo. Treinta hectáreas de viñas que están situadas en una zona montañosa entre los 400 y los 800 metros, en la sierra prelitoral de Cataluña.
En nariz y en boca
Tiene un color de estos tan instagrameable, cereza intenso, lleno de vida, de luz, de magia. Como sus burbujas que parecen doradas al verlas a contraluz y que son pequeñas, integradas, llenas de vitalidad y extremadamente cremosas. Los aromas son resultones de mora, cereza, granada que siguen inundando de fruta roja el paladar. Aunque sea muy fáci de beber por su elegancia y su aparente fragilidad demuestra su buena estructura con un final largo.
La mejor temperatura para tomarlo son 8-10 grados. Es ecológico y vegano, unos atributos que ya no son originales, pero que ya son necesarios en la actualidad pero que van en la línea de estas burbujas de alta calidad mediterráneas.
Monrubí Ancestral Rosé
Sin DO
11%
14 €

