Moet Grand Vintage Rosé 2013
Como dijo Balzac “las grandes historias de amor empiezan con champagne y acaban con una infusión”. El champagne rosé tiene una mitología moderna increíble. Y su mayor exhibición ha sido esta marca ligada a las alfombras rojas. Moët & Chandon simboliza éxito y glamour desde 1743, una grand maison siempre innovando con su estilo suave y seductor.
A parte de ello si es líder de mercado es porque tienen algunos productos increíbles, a veces hasta desconocidos por los entendidos, que son sus champagnes de añada. Cada Grand Vintage es único y se expresa la interpretación personal que tiene de ese año el Chef de Cave.
En el 2013 la lluvia y el frío retrasaron el ciclo de crecimiento con una vendimia tardía pero bien equilibrada con uvas que excepcionalmente se vendimiaron en octubre. Esa a madurez se hace patente en sus aromas otoñales, frutosidad especiada (pinot meunier) y una sensación de boca marcada de la pinot noir.
Nos puede recordar por su músculo de y por su ser esencialmente vibrante a su predecesor, el vintage 2012. Los vintage no son perfectos y eso es su encanto. Expresar el carácter irrepetible de las condiciones metereológicas de ese año en concreto y es el que más brilla en su envejecimiento.
Este ha estado cinco años como mínimo con cinco gramos litro de azúcar residual. Y aún no siendo redondos y teniendo alguna inteligente aristas (como en este caso una marcada acidez) son deliciosos.
Tiene un precioso color rosado con un degradé salmón de gran textura y profunda jugosidad. Las notas iniciales del buqué son dulces, con matices de ensalada de frutos rojos como fresas silvestres maduras, frambuesas y granos de granada. Junto a las flores de tocador y a la canela una nariz compleja con un toque ácido a naranjas sanguinas, cerezas y granada.
Aromáticamente, nos puede recordar a un melocotón bañado en vino tinto, con la fina tanicidad de un borgoña nos dice el Brand Ambassador de LVMH Xavier Monclús. Cada final es un principio y acabar la botella es desear la siguiente.


