La princesa comprometida
El otro día en el “ES” de La Vanguardia leía un artículo en tono de sorpresa porque las niñas quieran aún quieren ser princesas. La culpa es de Disney que las sigue creando (y recreando). ¿Y las bodas reales que no son ficción, no? Todos hemos visto las fotos de Kate y nos han encantado los cotilleos de Montecarlo. Medio mundo cree en los cuentos de hadas y la otra mitad se ríe de ellos. Pero a todos nos gusta saber que existen para tener una esperanza. Parece que las de mi generación ya hemos superado la etapa del todo rosa (bueno yo aún sigo, pero con burbujas rosadas). Y el mundo se tiñe de rojo con mujeres asépticas (que no abstemias). En el artículo decía que a las mujeres les gusta ir de blanco en el altar porque se sienten princesas. Para mi lo de menos es el cómo, es con quién y por fin “nos hemos encontrado”. Después de vendimia ya pensaremos el resto. Ahora solo lo importante: degustar el amor. Y de momento, ya tengo los zapatos. Son los Manolos que a modo de Cenicienta mi pareja me ha plantado para recorrer la vida junto a él. Los zapatos que para mi representaban la independencia y eran el símbolo de mi vida de “soltera-a mucha honra” me llevan donde quería. Porque aunque iba de Carrie Bradshaw siempre me ha gustado el mundo Disney y más cuando no es ningún cuento chino y se convierte realidad. Y yo acepto más que encantada, porque quiero caminar a su lado, bien cogidos de la mano. Así que me voy a ir dejando el pelo a lo Rapunzel, aunque no quiero convertirme en una Bella durmiente. Lady Sants, está comprometida con el hombre más bello (por dentro y por fuera del mundo). Su perfume es de vainilla y coco, sabe a petit verdot y es elegante como un sangiovese con el toque justo de madera. Si a un hombre se lo conquista por el estómago, a mi por el paladar. Y sus vinos biodinámicos me robaron el corazón. Aunque la verdad es que estoy enamorada perdida y eso no corresponde a ninguna razón, es solo el instinto. Y con él despertarme es el mejor sueño. Y colorín colorado… somos felices y comemos perdices pero sobretodo haremos y cataremos grandes vinos a lo largo de nuestra esperada larga y fructífera vida. Y este no es el fin, es un inicio.
7 Comentarios
Smiorgan
Uf, Meri.
Voy siguiendo tu vida en el blog y a veces da vértigo lo rápido que va avanzando.
Enhorabuena a los dos, y que los momentos de felicidad se vayan multiplicando y aumentando su duración.
Envidia de la buena me dan los que vayan a ser invitados al magno evento, por el nivel de los vinos que seguro disfrutarán. (Mis ideas particulares sobre las bodas me las guardo en esta ocasión).
Saludos y felicidades de nuevo.
Meri
ya yo soy la primera que no me gustan las bodas y que no pensaba en casarme hasta que he encontrado la persona y solo tengo ganas de gritar como lo quiero, ponerlo por escrito y sentirlo mío para poder empezar a formar una familia and co. Puede sonar cursi pero me siento así! Mil gracias por seguirme siempre en el blog, a ver cuando nos conocemos y te hago probar PODERE SAN CRISTOFORO!!!
BESOS DE SANGIOVESE
Meri
Estoy felice como una perdice!!!
Ya te contaré qué vinos ponemos:)
Smiorgan
Pues cuando vuelva por Barna te aviso y quedamos.
Un beso.
(Lo de formar familia…a ver si el raro y antitodo voy a ser yo).
Meri
A ver si es verdad y te pasas por Barcelona (o Toscana!)
Mar
Hola Meri,
suelo seguir tu trabajo y tu pasión por el vino,la vida y las palabras. Leer este post de tu blog me ha abierto un poco más la puerta de la ilusión, de saber que aquello a lo que también aspiro en el amor, es posible. Que puedo seguir soñando y dejar atras los momentos amargos y agrios porque quizás, con el siguiente vino, llegará seguro, algo mejor…
Un beso
Meri
Muchos ánimos, buenos amigos y mejores vinos!!! Lo demás va llegando… Sí, sí me acuerdo cuando escribí ese post… y ahora que me acabo de casar, un placer volverlo a degustar gracias a tu comentario!
Besos de Sangiovese!!!