JURADO DE LA ACADEMIA DEL PERFUME
Mi afición por los buenos perfumes siempre me han ayudado para entrenarme con el vino.
Des de siempre me he pasado las horas de espera de los aeropuertos oliendo las nuevas fragancias. Cerrando los ojos e intentar definirlas como si fuera una copa. Hace tres años pude colaborar con Givenchy haciendo catas de perfumes de añadas comparándolos con champagne. Después empecé a maridar perfumes con vino, no en mi vida profesional (nunca llevo perfume en las degustaciones) pero si en la personal. (¡¿Acaso no te bebes ese gran vino con alguien que quieres que te huela?!) ¡Hasta tengo un perfume de sal de Profumum Roma para los blancos con cuerpo! Aprender algo porque te interesa te puede llevar a disfrutar mucho de tus aficiones hasta armonizarlas con tu profesión. Gracias a la Academia del Perfume por brindarme la oportunidad de ser jurado de la pasada edición sus premios en Madrid. Pude conocer a grandes profesionales de la comunicación. A aquellos que ves en la tele mientras te pones tus perfumes preferidos y te preguntas a qué huelen. Comprobé que todos huelen a éxito, a personalidad y a trabajo. Lástima que no pude asistir a la fiesta de la entrega de premios en el Pachá de Madrid, pero tenía una buena razón: un billete de avión de rynair por 0.10 céntimos con mis mejores amigos de la universidad para ir un día y medio en la ciudad que marcó mi vida, Florencia. Y pude oler, los recuerdos, ¡cuando una mujer cambia su perfume es que quiere cambiar de vida!¡Gracias a ediciones Podium por hacer uno de mis sueños realidad, y a Emilia y Antonio por la compañía y las risas en el viaje!