Gelonch
c/Bailén 65
Una cocina íntima, un local personal. Dos profesionales que se esfuerzan por brillar en el cielo de Barcelona. Sería, como dice Pau Arenós, un bistronòmic. Hacen menú al mediodía y seguro que es genial. Me gustaron los platos aunque la carta era sencilla. Los vinos seleccionados son originales. Modestía y sobriedad. El precio, está en esa franja media que puede llegar a molestar, sobre los 50.
Es un local del que, si aguantan la crisis, se hablará de él. El problema: lo vaga que es la gente para descubrir restaurantes nuevos. Y lo grave, que algunos, por un poco más, van a por las estrellas Michelin