BOTELLAS, COPAS Y MÁS

El tamaño importa

En el mundo del vino el tamaño importa. ¿Por qué? La cámara de aire que hay entre el corcho y el vino es siempre la misma: se llama merma y mide más o menos 1 centímetro. El volumen del vino, en cambio, es variable. Podemos elegir entre una botella estándar de 0’75 litros, la de medio y la doble. A parte de otros formatos como el  jeroboam o el mathusalem, entre otros, que son más difíciles de encontrar (¡y de servir!).

La botella de 375 centilitros, la mitad de la normal, parece ser la solución de los singles y la salvación de los que después de comer en un restaurante tienen que coger el coche. Los solteros o los que tienen una pareja que no comparte sus gustos vinícolas se ven obligados, en ocasiones, a escogerla. Este tipo de botella es la solución si la añada es la correcta y no se ha dejado envejecer el vino. Recordemos que al tener la mitad de superficie con la misma cámara de aire, el vino tiende a evolucionar mucho más rápido. Por eso, si no se puede controlar bien el tiempo que ha pasado el vino en botella, es mejor abrirse una de 750 centilitros y utilizar los tapones para hacer el vacío.

Hay muchos que, aun sabiendo el truco de quitar el aire al vino para que se conserve mejor, siguen comprando la de medio. ¡Tal vez temen beber el doble de lo que debieran! La mayoría de bodegas está trabajando más seriamente con este formato, pues los controles de alcoholemia y los modelos de familia cambian, y el vino debe adaptarse (para no morir en el olvido) a las necesidades de los nuevos tiempos.

Para los vinos dulces este formato es el mejor porque no tienen tanta drinkability (no bebes tanta cantidad)… y lo breve, si bueno, ¡dos veces bueno! Los espumosos, reyes de los aperitivos, están apostando por estos formatos con la idea de conquistar las discotecas. Diseños juveniles para las noches más fashion. Sobre todo en el formato benjamín con un original envase que convierte el tapón en copa y que seduce a los jóvenes (y a los que no lo son tanto). Un acierto para los que van a bailar y no se fían de la higiene o temen lo que le puedan meter en la copa…

En la superbotella mágnum, los aromas de la fermentación carbónica suelen ser más afinados, y evolucionan y envejecen mejor. Además esta botella luce cuando hay una gran mesa. Por eso es imprescindible, antes de adquirir estos formatos, fijarse bien en la añada. Cuando se trata de vino, el tamaño marca el bouquet. ¡Os dejo con algunas recomendaciones!

Cavas en media botella

Cavas en formato botella-copa

Espumosos mágnum

Media botella de vino dulce

Vino ‘en media’

Mágnum de vino

Para examinar ‘la prueba del delito’ puedes experimentar, por ejemplo, con la bodega Agustí Torelló, que tiene diferentes añadas dependiendo del formato: Bayanus 375 (un cava que no es la mitad de nada, si no un producto en sí) de la añada 2008 ; el Gran Reserva Brut Nature  2008, y el mágnum de 2007.

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