Normalmente se decantan los vinos con gran tiempo de botella que necesitan oxigenarse para exhibir mejor sus aromas o los vinos con muchos posos para separar la parte sólida de la líquida del vino. La materia que precipita en el fondo llamada posos no es más que la materia colorante, los antocianos que precipita por su propio peso. La misma botella con su base ovalada y sus hombros ya se encargan de filtrar mínimamente el vino, aunque hay comensales que en la decantación ven salvadas sus copas de los residuos vinícolas. La prueba definitiva de los concursos internacionales de sumilleres es la decantación. La clásica con una vela para poder separar la parte líquida de los residuos sólidos del vino. Debe realizarse en menos de cinco minutos y todos los detalles cuentan. Envinar bien el decantador. Dejar la botella en posición horizontal para no esparcir los posos que el tiempo en botella ha concentrado en la espalda del recipiente. Detener el trasvase cuando a través de la luz de la vela vemos que lo que queda del vino son las materias colorantes. Y hacerla técnicamente perfecta delante de un jurado es muy difícil.
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