Comparaciones Odiosas
Siempre les digo a mis alumnos que cuando no encuentren ningún aroma diferencial del vino, que huelan el del lado, y que por comparación, seguro que sentirán nuevas notas aromáticas. Tal vez por ello, o simplemente por celosía, yo me he empezado a comparar con las que me precedieron en el trono. Facebook, abre la puerta a esos fantasmas del pasado que se te cuelan en el ordenador y entorpecen la visión. Dicen que la mente no distingue entre pasado, presente y futuro. Creo que soy buena visualizando porque me dedico a vivir antes que las cosas pase, las emociones que me provocan. Y mis estúpidos ojos que se llenan de lágrimas y no ven nada más que mi hombre en brazos de otra. La curiosidad mató al gato, o que le digan a Ana Bolena. Y aunque os parezca masoquista, es simplemente querer confirmar que eres la mejor para él. Aunque no sirve, porque con su amor debería bastar. ¡Qué bonito era vivir en la ignorancia de nombre sin caras! (Sobretodo sin cuerpos). En el vino comparar el vino precedente para entender el futuro no funciona porque estás supedida al orden de los factores que sí altera el producto. Y para mí, él, es incomparable a ningún otro hombre del pasado y menos del futuro. Porque es el regalo de mi carta de los Reyes Magos (que cada año sigo escribiendo) que se ha hecho realidad. Y aunque mi mente vea las otras, él ya no. Y los vinos, los sigo comparando con la añada anterior, en vez de mirar la que vendrá.