¿Cómo degustar una “cobra”?
¿Y qué pasa si te dan un buenísimo vino de Sancerre con olor a pipí de gato? Es una de las notas de esta tipología de Sauvignon Blanc y no quiere decir ni mucho menos que esté en mal estado. Porque también lo hay con olor a espárragos si esta misma variedad viene de Nueva Zelanda. Y no es que han mezclado nada raro al fermentarlo. Se trata del terroir, del punto de maduración de la uva cuando lo han recogido y de otras cosas que nos pueden parecer poco importantes y que lo son mucho, como el tipo de levaduras, la climatología y la elaboración. Pues eso, que si te echara para atrás el olor del vino…¿le harías la cobra? Recuerda quesos como el roquefort… ¡la peste que hacen y lo bien que saben!
Para los vinos que están en mal estado como los que huelen a vinagre, a demonio (por un exceso de sulfitos) o a corcho, es totalmente lícito pedir otra botella. Aunque si a la segunda el vino sigue sin dar la talla, cambia de marca, ¡porque está destinado a no ser tu tipo! ¡Y el sumiller te va acabar cogiendo manía!
También hay vinos que se clarifican con gelatina de huesos que se comercializa en polvo que provocaría el rechazo automático de nuestros amigos veganos. Por ello informaros bien que no se haya utilizado productos de origen animal como clara de huevo o caseína modificada antes de llevar vino a vuestro vecino vegetariano porque es un feliz zumo de fruta fermentado. Hay muchos vinos orgánicos que no utilizan productos de origen animal solo hace falta informarte bien porque no están obligados a mostrarlo en el etiquetaje.
Un último consejo, para suavizar la humillación siempre está bien una sonrisa, y al menos, compartir una botella de vino. Sobre todo cuando te escapas como una serpiente a lo Bisbal, de esa valiente muestra de amor de una mujer como Chenoa. Porque si hay malentendidos, con una copa de vino, se aceptan mejor.